martes, 10 de junio de 2008

.::Alfredo Castañeda: la fragmentació y ruptura del yo::.


Alfredo Castañeda (1938)
Aquí es el centro, 1984
Óleo sobre tela, 100 x 100
Colección particular



¿Dónde está el centro, dónde la identidad? Pareciera que Alfredo Castañeda nos hace una burla en la obra titulada Aquí es el centro (1984), una afirmación que el nombre de la pintura nos hace, pero que su imagen desmiente. Más allá de la ruptura del significado y el objeto o de la ruptura de la relación entre las "palabras y las cosas" que Magritte representa irónicamente en su obra Esto no es una pipa esta pintura de Castañeda nos conduce a la ruptura misma de la identidad psicológica y espacial. La expresión pictórica irremediablemente supone el cuerpo, sólo podemos pintar porque somos de carne y de hueso. En este sentido, cualquier expresión plástica es un modo de prolongar el movimiento corporal en la materia. Sin embargo, en esta obra el cuerpo o, más bien, sólo el rostro y/o los rostros se desdobla(n) en una simultaneidad de repeticiones. Es el mismo personaje en distintos rostros o quizá el mismo rostro de muchos personajes; además este(os) rostro(s) tan sólo tiene(n) un brazo que nace, no de un cuerpo supuesto en la composición, sino de un fondo neutro e indeterminado. Esta extremidad señala un centro que no está en ninguna parte y, sin embargo, la totalidad del cuadro se "cierra" con el movimiento concéntrico de los tres círculos trazados en el primer plano que corresponden a la media luna de la parte superior del lienzo.

La esquizofrenia ha existido desde siempre, sin embargo, sólo puede ser pensada como una fractura de la identidad del sujeto dentro de la cultura moderna. La fragmentación del cuerpo es una forma de alucinación propia de la disolución del yo; este cuadro de Alfredo Castañeda rinde un tributo a la autoconciencia y su fragmentación tan querida para el psicoanálisis y el surrealismo. En un esquizofrénico, parte importante de su sintomatología es la sensación de que su cuerpo puede actuar y ser otra cosa que él mismo. Sin duda, la fragmentación psicológica tiene que ver con el hecho de no "saber dónde está el centro".

Castañeda nos reta a romper cualquier congruencia de la identidad psicológica. Esta composición desconoce algún principio de relación de los elementos compositivos, espaciales y figurativos. Existe una ruptura de las correspondencias: no hay centro alguno, el brazo no corresponde a las caras sino al espacio, y los rostros se fragmentan en un desdoblamiento en el que, textualmente, se pierde cualquier centro; el pictórico, en primer lugar, y el psicológico, en segundo. La identidad se fragmenta hasta hacer de la representación una construcción hecha de marginalidades, de trazas que dislocan la identidad misma del cuadro y de su personaje. Lo que me parece fundamental en esta obra es el modo en que la fragmentación de los referentes corporales, gestuales y espaciales provoca una pérdida de la identidad de la composición y con ello hace que la dislocación de la identidad sea la forma misma de la desintegración del rostro, el brazo y las formas geométricas del cuadro. Como la esquizofrenia, en esta pintura, los límites entre el yo y el no-yo se desdibujan hasta hacernos perder cualquier relación que nos permita darle alguna lógica a la imagen.



JOSÉ LUIS BARRIOS LARA


Yolliztli Ruiz on line



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