Robert Storr diagramó el legado de orozco
El curador y crítico de arte, Robert Storr, inauguró anoche en el Patio de los Naranjos, la Cátedra de Arte Instituto Cultural Cabañas en Homenaje a José Clemente Orozco, con la conferencia De Trotsky a Televisa: vanguardias, retaguardias y los “nuevos internacionales” de la cultura de masas, ante más de doscientas personas.
“La creación de esta cátedra pondrá el nombre de José Clemente Orozco en el discurso de arte contemporáneo, y homenajearlo así, desde la reflexión crítica y documentada sobre la historia del arte y su devenir es un compromiso inaplazable”, expresó María Inés Torres, directora del Instituto Cultural Cabañas, sobre la cátedra con al que el gobierno del estado y la Secretaría de Cultura pretenden rendir homenaje al muralista en el 125 aniversario de su natalicio.
Robert Storr tomó la palabra, y comenzó recordando el verano que pasó en la ciudad de México, en 1971, cuando fue aprendiz de David Alfaro Siqueiros. No fue, sin embargo, el trabajo de este muralista el que lo marcó, sino el de Orozco, “sus pinturas son la que tuvieron el impacto más profundo en mí”. Hablo de la influencia de Orozco en artistas americanos, particularmente en los impresionistas abstractos como Jackson Pollock; así como de la relación de artistas contemporáneos con la obra del muralista jalisciense como Philip Guston, quien recobró el espíritu del muralismo al mostrar las contradicciones de la sociedad; Leon Golub, que representó un mundo en el que “las cosas que Orozco pintó no se ha ido”, como la violencia; y de otros artistas como Félix González Torres, Gabriel Orozco y Mario García Torres.
Enfatizó la ironía en la pintura de Orozco, quien no tomó partido en ninguna postura política, sino que “pintaba las dinámicas que producían los caos”, y del contraste con Rivera o Siqueiros quienes se unieron a movimientos y plasmaron estereotipos, lo que Orozco hizo “fue complicar las simplicidades de otros”. La conferencia fue brevemente interrumpida por uno de los asistentes, Apolonio Orozquiano Arreolino, quien colocó un corazón negro en la computadora de Storr, y le repitió “I love you, I love you”, a lo que el crítico respondió con un “Thank you”, entre risa. Dio otros ejemplos sobre la relación de obras contemporáneas con el legado de Orozco, quien “escéptico por naturaleza, pero nunca nihilista por deseo”, ofrecía en esa negatividad una herramienta para corregir las mal percepciones de la historia.
Honores de la UdeG para “un gigante”
El hombre pentafásico miró silente y se unió a los honores en torno a su creador: José Clemente Orozco. La monumental obra, pintada por el artista de Zapotlán el Grande, sirvió como escenario para que la Universidad de Guadalajara (UdeG) se uniera a las actividades en torno al 125 aniversario del natalicio del pintor.
El evento comenzó con más de 40 minutos de retraso y el rector de la UdeG, Marco Antonio Cortés Guardado, nunca llegó a la cita, pero sí acudieron cerca de cien personas para escuchar al rector del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, Mario Alberto Orozco Abundis, quien definió a Orozco como “un gigante” de la plástica nacional. Por su parte, la nieta del muralista, Clarisa Orozco, hizo un recorrido por las obras más significativas del artista, que constituyen, dijo, un “agente concientizador de nuestra época”.
Aunque el hijo del pintor, Clemente Orozco Valladares, subió al podio, prefirió no hablar, pero cuando terminó el homenaje opinó que las actividades que ha realizado la Secretaría de Cultura de Jalisco (SCJ) en torno a Orozco no han sido apropiadas y consideró que no es con recorridos en bicicleta —como el que hizo ayer el gobernador Emilio González Márquez— que se debe “celebrar el genio del Orozco”. Dijo que hay un divorcio entre la SCJ y la familia del muralista por falta de sensibilidad de las autoridades, pero su hijo, José Clemente Gae Orozco Farías, no tardó en corregirlo: “Mi papá tiene habilidad para encontrar siempre lo negativo, pero las cosas se pueden solucionar sin quejarse tanto; es mejor que haya un homenaje a que no haya nada”.
Guadalajara/Karla Bañuelos Sáenz
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